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J U L I O 2 0 1 0


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Hace muchos años que este viaje nos estaba esperando. La idea de viajar a la isla donde nació Rehana estuvo presente, rondando en nuestras cabezas, prácticamente desde que nos conocimos. Pero ya fuera por el recrudecimiento de la guerra, por el Tsunami del 2004, o por la pereza de vernos obligados a visitar a familia y demás, lo hemos ido posponiendo años tras año. Este verano finalmente vamos a cumplir con una gran ilusión y visitar Sri Lanka.


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sábado, 25 de septiembre de 2010

sábado, 31 de julio de 2010

viernes, 30 de julio de 2010

Día 0, Volando.

Día 31, Colombo - Doha - Londres.
Faltan unas 4 horas para llegar a Londres. Hemos partido desde Doha hace unas 3 horas y hemos atravesado ya el Golfo Pérsico. Sobrevolamos Irak e Irán, el paisaje de nubes algodonadas y rojizas es espectacular y por ahora el vuelo es tranquilo. No puedo decir lo mismo del vuelo de esta mañana que nos llevaba de Colombo a la capital de Qatar. Hemos tenido muchas turbulencias y lo hemos pasado un pelín mal. A uno se le pone un mal cuerpo que te cagas. Para más Inri cuando he conectado a internet en Doha me he enterado que un avión se ha estrellado en Pakistán, aquí al ladito, y hay más de ciento y pico muertos. Se queda uno de piedra, pero bueno dicen que es el transporte más seguro, hay que confiar o mal vamos. He informado rápidamente a la family vía Facebook sobre nuestro estado y nos hemos dado un rulillo por el aeropuerto ya que teníamos casi 4 horas y media de tránsito. Con la calma hemos comido, gratis ya que la compañía nos ha dado unos bonos por tener una espera larga y luego hemos perreado mientras observábamos a los jeques y jequillos árabes con sus vestimentas y sus rebaños de mujeres tapadas hasta la saciedad. Algunas incluso, bajo el velo llevan una especie de máscara pero no para taparse sino para que la tela no se les pegue a la boca y a la nariz cuando respiran. Curioso no? Para decir la verdad hay que señalar que algunos de estos jeques, con sus Ray Ban perennes en los ojos, también van vestidos un poco a lo burka, con esas largas túnicas blancas hasta los pies, unas chanclas de mercaillo a lo omaita y unos complicados turbantes, estrafalarios y exagerados según de dónde proceda el personaje, que los hacen parecer auténticas momias en algunos casos y vaquitas en otros. Entretenido cuanto menos.
Con tantas horas de viaje parece que uno se puede aburrir, pero no. Me he tragado ya 3 pelis, Green Zone, protagonizada por Matt Damon, Furia de Titanes, sin mucha historia pero con temática griega y mitológicca y Teléfono Rojo, obra maestra del humor negro y tema histórico, de Stanley Kubrick, la última de Mel Gibson, y algún que otro documental del Canal Historia. He comido muy bien, la comida de estas compañías está muy apañá aunque a uno se le ponga el estómago como un bombo y no quiera más que peerse todo el rato, y he bebido todo lo que he querido y cuando he querido. Esto es viajar a cuerpo de rey. Ahora han apagado las luces para que la peña sobe un rato. No me apetece y no quiero romper el sueño de esta noche así que me he puesto a escribir mientras medio avión plancha la oreja. Llegamos a Londres sobre las 10 de la noche y nos iremos directamente pal Hotel. Mañana salimos a las 6 de la tarde para Barna pero tenemos que ir desde Heathrow hasta Stansted otra vez. Son dos horas de viaje, una paliza, y casi 50 pavos de bus, una clavada de cuidado. A ver si Saroj y sus fabulosos contactos arregla algo y nos lleva algún colega.
Mañana en casa que ya hay ganas!

Queda 1 día. Sin historia.

Día 30, Negambo - Jaella.
Levantarse en un hotel como Dios manda da un gusto que te cagas. Levantarse de lujo y tener un desayuno de campeón con todo lo que uno pueda imaginar mola mogollón. Pero levantarse como un rey, desayunar como un señor y luego tirarse a la piscina como una sirena ya lo rompe todo, es brutal. Cómo se aprecia lo bueno cuando se ha estado en sitios horribles, eh? Además ha hecho un día que te cagas, al fin, y he podido aprovechar el solete. El mar, bravo como siempre, intratable, así que mojando los pinreles un poquitín vamos sobraos. Así que mientras las madames hacían las compras de última hora en Negambo, yo y el primo de Rehana nos hemos relajado en la pool a lo grande. Un holandés me ha comido la oreja un buen rato, el hombre lleva como 2 semanas solo y quiere charla, pero al hablar de fútbol se ha hecho el longuis un poco, ja! qué grandes somos!
A las 12 hemos hecho el chek out y nos hemos largado para Jaella donde está el Hotel Ramada, un 4 estrellas cerquita del aeropuerto. La verdad es que en el Paradaise Hotel estábamos genial, nos hubiéramos quedado, pero son 50 euros por noche y nos queda poca pasta. Además el increíble Saroj nos ha conseguido noche gratis ahí, así que la propuesta era incuestionable.
El día igualmente ha tenido poca historia. Habitaciones de lujo, tele con canales guapos, piscina sucilla y gym de los de Rocky I. El plan sencillo: comer, descansar, ver la tele, empaquetar y nada más. Eso hemos hecho. Un buen buryiani en Jaella pa comer, vaya descubrimiento este plato típico de musulmanes asiáticos, acompañado por supuesto del postre que toca, la halapula, una especie de flan oscuro, hecho con miel o con caramelo de coco y acompañado de anacardos y plátano. Delicioso. Pelis clásicas y malas rollo Comando de Arnold Schwazeneguer (como cojones se escriba), cervecita Lion y patatas chips de yuca por supuesto, y una buena siesta. Un ritmo guay de verdad. Si hace 3 o 4 días teníamos unas ganas tremendas de volver, sobre todo porque estábamos hartos de estar asqueados en algunos sitios, en los dos últimos días esas ganas han cambiado. Nos quedaríamos una semanita más si fuera así. Pero es imposible, así que pa' casa que nos echan de menos ya.
Mañana Shashi traerá tempranito a los turistas, mucho más tranquilos y menos incordiosos estos últimos días, será porque los tenemos lejos, a nuestro hotel y de ahí iremos al Aeropuerto Internacional Bandaranake de Colombo. Salimos a eso de las 9 y tenemos un largo día de travesía por delante. A ver cómo nos va.
Adiós Sri Lanka!

Quedan 2 días. Apetece playa.

Día 29, Negambo.
No hemos dormido mal del todo. Estábamos cansados, entre el tostón de ayer tarde que nos dejó aplatanaos y que entre pitos y flautas nos acostamos casi a la 1 y nos hemos levantado como es costumbre a las 6, y por eso hemos dormido como tronquitos. La habitación estaba perfectamente pertrechada con todo los útiles necesarios para combatir a los mosquitos. Sorprendentemente ni una picada. Han funcionado.
Lo que nos queda de estancia aquí, tan sólo 2 días, se presenta con las mismas perspectivas que los últimos días. Familia, cada vez hay más, charlas interminables para decidir cualquier cosa y comida, sobre todo comida. Non stop. Esta gente no para de comer y preparar comida. Ahora mismo están preparando zumo de wood-apple, una fruta parecida a la manzana, durísima por fuera y de ahí su nombre, y con un sabor exótico, parecido al de la fruta de la pasión.
Hace un día genial y mientras la mitad de la casa se ha ido al aeropuerto a buscar a uno de los hijos de Mystika que viene desde Kuala Lumpur, donde estudia, el resto nos hemos quedado por aquí arreglándonos. Me he pillado la bici de Joseph, el jardinero del lugar. Le he ajustado las tuercas e hinchado las ruedas y me he dado un rulo a lo srilankés, sin frenos y muy despacito. Es una Lampala Speed más oxidada que la moto de Nieto, pero bueno, quizá luego me de un rulo por el pueblo. Apetece ir a la playa. Seguro que me largo aunque sea un ratillo.
El plan es, hoy sí, pillarnos un Hotel como nos merecemos para pasar las 2 últimas noches que nos quedan aquí y descansar un poco antes de volver, que siempre nos pasa lo mismo y regresamos de las "vacaciones" más cansados y destrozados de los que nos vamos... que ya nos gusta esto pero si se puede descansar un poco, mejor que mejor.
Han llegado todos del aeropuerto y tras los saludos y los reencuentros nos hemos ido al pueblo a cambiar money que ya queda poquita y a rulear por las pocas tiendas que hay, bastante cutrillas la verdad, para hacer las compras de souvenirs de rigor, las que siempre digo que no haré pero que Rehana siempre acaba haciendo. Ya le vale. Hemos jalado en el indio del primer día y nos hemos ido al Paradaise Hotel a mirar la habitación. El sitio está increíble, delante de la playa, cuidadita y limpia, con una piscina chula y hamaquitas por todos lados. Internet wifi gratis y la habitación muy pero que muy bien. 50 euros por noche tienen la culpa de que lo hayamos escogido pero qué coño, un día es un día.
Así que nada más dejar los bártulos en la room nos hemos tirado de cabeza al agua. Qué gusto de baño! Me he arrugado más que Lina Morgan y no he salido del agua hasta estar reblandecido a más no poder. EL mar, raft raft como dicen aquí, jodido meterse porque te chupa pa' dentro en un plis plas y si te entras andando se abren unos boquetes a tus pies de miedo. Así que el baño ha sido más bien simbólico.
Cenuca en familia por todo lo grande. Pescado variadito, calamar, arroz, curries, gambas, Lions fresquitas y buenos ventiladores en la coronilla. Se nos acaba el viaje y algún caprichito tenemos que darnos. Además el precio no ha sido nada descabellado. Al acabar nos hemos metido todos en nuestra habitación y hemos montado un Homecinema. Camas arrinconadas contra la pared en posición sofá, cojines por todos lados, bebidas, Dvd prestado de un amigo de Rehaza y 2 horas de peli, la de la boda. No podíamos marcharnos sin darles el coñazo y sin que la vieran así que hoy desprevenidamente Rehana se la ha colocado. Les ha gustado mogollón e incluso por momentos se han emocionado. Ha valido la pena todo el trabajo que hicimos y todo el montaje que ha hecho Joan. Desde aquí un saludo.
Al pirarse nos hemos bajado a la terracita y al fresquito de la brisa marina nos hemos tomado la última copa. Esto sí que es vida!

Quedan 3 días. Escupitajo deporte nacional.

Día 28, Negambo.
Me he lavantado decidido a salir temprano a buscar algún lugar donde hospedarnos en condiciones y salir de esta casa. Quedan 3 días y no es plan de estar como estamos. Aguantar aguantamos pero  hay gente sensible a los olores y las camas duras. Pero cuando una se gira, se gira, y cuando dice no es no, aunque quiera decir sí. Así funcionan a veces las cosas. Y lo que pasa que el que escribe también se cansa al final pero comprende que la peña tiene días buenos y días malos. Con estas Rehaza y yo hemos salido, tras casi 2 horas de espera a ver qué hacíamos, a ver si encontrábamos algo. Algo hemos encontrado después de chuequear hoteles y precios a lo largo de los 2 Km de playa que tiene Negambo, pero al final todo ha quedado en nada, a la mestressa no le ha parecido bien el sitio. Nos quedarmeos otra noche más en la casa. Más que estar hasta los mismísmos no se puede hacer. Punto.
A otra cosa mariposa, que cuando se junta la familia verdean a uno y cuando ese uno está delante, lo hacen con el que ya se fue. Esto sucede en toda buena familia que se precie. Más aún si es srilankesa y se juntan varias mujeres hermanas. Y más si alguna ha tenido alguna antigua pelea con alguno de los hermanos. La verdad es que Shashi se ha portado muy bien con nosotros durante el viaje pero también nosotros le hemos pagado bien y lo hemos cuidado como a uno más. Ha comido como todos y siempre ha estado con nosotros. Sí que es verdad que el hombre estos últimos días que ya estamos por Negambo va un poco más a su bola y se está aprovechando un poco del coche y de la gasolina. Se lo lleva a casa y hace sus cosas por ahí. Hay que comprenderlo pero por aquí las hermanas se han picado un poco con él por su manera de hacer, por no preguntar y tal. Son cosas de familia en las que no entraré porque no es lo que toca pero sólo decir que el ambiente con él, no por mi parte la verdad, está un poco tenso.
Aún así, nos hemos pasado la tarde, Rehana, Rehaza y yo, con él y su familia ya que su hija tenía una representación en el cole y le hacía ilusión que fuéramos. Ha sido un peñazo impresionante, largo, aburrido, lleno de gente y con mucha calor, pero le habíamos prometido que iríamos, sin saber muy bien a qué, y nos ha tocado pringar toda la tarde... pudiendo estar en la playa.
A las horas a las que hemos llegado no nos ha dado tiempo ya a chequear ningún otro hotelillo y nos hemos tenido que conformar con volver a dormir en la pocilga de ayer. No logro comprender cómo la gente es tan dejada. La gente es sucia por naturaleza, ya lo he dicho muchas veces, y no me refiero a que no se laven, que lo hacen pero de manera poco apropiada, ni que a que no laven la ropa, que lo hacen pero igualmente con desastrosos resultados, sino más bien al descuido en general de las normas de corrección, de los modales, y al descuido en general del mobiliario e instalaciones. La casa en la que estamos es guapa en estructura pero está tan poco mimada, tan llena de telarañas que cuesta bien poco quitar, con un olor a rancio tan fuerte que da verdadero asquito estar ahí. Por otro lado choca bastante la facilidad que tiene la gente para escupir. El escupitajo, el arte del gargajo, el spiteo, el agua va bucal o como se quiera denominar a tal repugnante acción es aquí una costumbre tan arraigada, tanto entre hombres como entre mujeres, que están pensando seriamente en convertirlo en deporte nacional o incluso olímpico. Se realiza con tal naturalidad que alguna vez he tenido que soltarle a alguien un " tíramelo a los pies también so cabrón". Son así de naturales. Pero igual te escupen como que te regalan una amplia y cálida sonrisa con esos pocos dientes teñidos de rojo del tabaco de mascar. Qué bella imagen. Me voy a sobar.

Clubbing y vuelta al principio.

Día 27, Colombo (Mount Lavinia) - Negambo.
Hemos dormido poco. Nos acostamos a las 3 y pico de la mañana. Al final salimos con los amigos de Rehaza y la verdad es que lo pasamos bien y vimos la otra Sri Lanka, la Sri Lanka de noche, pija y exclusiva.
Sobre las 11 nos recogieron y en un plis plas, con la carretera totalmente despejada, nos plantamos en el centro. La pareja amiga de Rehaza tiene pasta y son unos pijines de cuidado. En realidad ella tiene pasta y él contactos. Aquí todo funciona así, por los contactos. Ellos mismos lo admiten, si no tienes contactos y por supuesto dinero aquí no eres nadie. Es así desde hace mucho tiempo, desde la época colonial, una buena herencia británica. Así que para tomar algo y salir a bailar o conoces a alguien con pasta y conocidos o te metes en un antro de mala muerte y con suerte sales vivo. Colombo es la única ciudad con verdadera vida nocturna aunque dispone de tan solo unos pocos locales o clubs, como aquí los llaman, donde poder acudir. Lógicamente no va cualquiera ahí, primero por lo que cuesta entrar (unas 1000 rupias), luego por el dress code (vestimenta adecuada), y finalmente y lo más importante por la pertenencia o no al club, el ser member, socio. Todo es muy elitista y lo que aquí vale es el aparentar constantemente.
Nos han llevado primero a tomar algo y comer un snack a un club de rugby que tiene más de 100 años. No recuerdo el nombre. Es el típico club de universitarios Alfa Beta Gama y Zeta Peta donde los estudiantes y ex estudiantes que juegan o jugaban en el equipo se reunen para ver los partidos o para charlar y beber. El campo está debajo del club y en el hall cuelgan las fotos de cientos de antiguos honorables miembros. Todo muy Príncipe de Bel-Air. Para entrar nos han pedido nombre y firma y es que cada miembro sólo puede entrar a unos cuantos invitados. Endogámico a más no poder. Música en directo, mesitas con cómodos sillones, camareros que te hablan a cau d' orella para preguntarte algo como si fueras alguien o traerte la cuenta, cerveza de importación y cada cual con su propia botella para beber. Así yo también quiero ser estudiante toda mi vida!
Cuando se han cansado del sitio nos han llevado a otro club pero este más de baile que social. El Clancys, otro club, de cricket en este caso, con entrada restringida a miembros o conocidos de socios, que tiene un local muy guapo, no muy grande, con buenas mesitas, buenas bebidas, música con buen Dj y banda en directo. Todo en uno y todo muy bien. Como he dicho antes aquí la peña tiene su propia botella de alcohol. No se piden un cubata, se piden su botellita y un refresco y van tirando hasta que se acaba y compran otra y ahí se queda hasta que ellos la piden. Como señores. Y en realidad eso es lo que quieren sentirse como señores y pagan para que los traten así, tengan más dinero o menos. En este mundillo las apariencias son a veces más importantes que la realidad.
En el lavabo un señor lipmiaba. Me saludó al verme entrar y me abrió la puerta del excusado. Al salir, me encendió el grifo de agua para que no se me olvidara limpiarme las manos, y con una amplia sonrisa, al acabar, me ofreció papel para que no me las secara en el pantalón. A eso se le llama ser servicial. Es sólo una pequeña muestra de cómo son estos clubs.
Después empaquetar y dejar el apartamento hemos parado para saludar, dar las gracias por todo y comer y beber por supuesto, en casa del padre de Saroj, guapa y grande pero bastante dejadilla, aunque impoulta si se compara con otros lugares no muy lejanos. También nos hemos acercado luego a una de las muchas casas que tiene por aquí al lado una de sus tías, la que nos dejó la magnífica casa en Kandy, para igualmente darle las gracias por su amabilidad. La casita en cuestión guapísima: abierta con muchos grandes ventanales, un suelo de cemento lustrado increible, y una decoración de jarrones y objetos antiguos chulísima. Eso es tener dinero y buen gusto! Hemos enfilado tras charla charla y más charla hacia el pueblo de la familia de Rehana.
Estamos ahora en Negambo asqueados perdidos aunque no sé de qué nos sorprendemos si encontrar esto es lo que esperábamos. La casa no está mal pero está infestada de mosquitos, tiene un jardín descuidado y de ahí proceden todos. La habitación tiene un catre horrible, viejo y pestilente a un olfato mínimamente delicado, una triste y lúgubre luz que no alumbra y en general un aspecto simplemente asqueroso. Llevamos ya muchos días fuera de casa y lo que menos apetece es volver a lo mismo, al principio, a soportar y sufrir lo que en un inicio no teníamos más remedio que aguantar. Pero ahora ya no hay ganas. Me siento un poco como si estuviera en Pekín Express, llamando a hoteles, chequeando precios, buscando a amigos de conocidos que puedan ayudarnos con algo. Pero nada. Si la suerte no lo arregla dormiremos, si es que podemos dormir, aquí. Pero mañana, cueste lo que cueste, nos largamos. Seguro.
Renu y Mystika, la madre y la tía de Rehana, están cocinando nodles con verduritas y gambas. Por lo menos nos llevaremos algo bueno pal cuerpo. Lo malo será cómo nos sentará la digestión.

Poco que hacer.

Día 26, Colombo (Mount Lavinia).
La idea era hacer hoy un día de playa y relax pero tras la vuelta que nos dimos ayer por la tarde por la playa de Mount Lavinia, una de las mejores de la zona a la que acuden normalmente los colombinos para evadirse de la capital, he cambiado de opinión. La verdad es que aunque me apetece ir a la playa, necesito color por Dios, no mi piace molto estirarme al lado de los perros, las cagadas, las pulgas, la mierda variada de la arena y los pesadísimos vendedores de todo. Me acuerdo ahora del monólogo de Tony Moog sobre la playa de la Barcelo - Neta, que pim que pam. Quien la pillara ahora!
Con este panorama, tras desayunar Rehana y yo en The Fab, una de las mejores pastelerías de Colombo, hemos decidido largarnos hacia la ciudad a callejear un poco y por supuesto a mirar tiendas, para que nos vamos a engañar.
Hemos sudado de tuk tuk y nos hemos metido en unos de esos miles de buses suicidas que pitan y pitan sin parar. El precio genial, 15 rupias por cabeza, y aunque se tarda un pelín más y se va algo más apretujadillo, según la hora, está bien porque se ve todo desde otra perspectiva y se mete uno mucho más en el país, ya sea hablando con la gente u oliendo sus sobaquitos. Intercambio de información en cualquier caso.
Hemos hecho ruta por las zonas de compras y de paseo típicas de Colombo. De MC al pijísimo Criscat, donde se encuentra el Cinnamon Grand, el Hotel más lujoso de la ciudad, al que da miedo sólo acercarse. Por ahí sólo se mueve la creme de la creme y los turistas con panoja. Se pagan precios igual o superiores a los europeos y la cuestión es que aquí la peña que tiene, tiene, y los paga tranquilamente. Viven con los lujos y las necesidades de occidente y no les importa nada pagar por ellos. Además les parece de lo más normal.
Mientras estas mujeres chafardeaban aquí y allá me he salido fuera porque he visto que pasaba una procesión hundú, a plena luz del día. Esta gente tiene procesiones para todo y parece ser que en estos días se celebran muchas de ellas. Ha sido curioso. La comitiva la abría un grupo de músicos-bailarines tradicionales srilankeses. Tras ellos un grupo de chicos, todos jóvenes, bailaban como locos casi en estado de éxtasis, juntos, al pelotón, al contacto e incluso al sobeteo, y no quiero pensar mal, cuando sonaba la música de otros tantos instrumentos que los seguían atrás. Alrededor un montón de hombres igualmente vestidos para la ocasión con sarón blanco, esa especie de falda que llevan y que se recoge a su gusto, siguiendo la procesión pero sin participar en ella. Parecía una ceremonia ritual en la que los chicos estaban muy contentos por algo. He preguntado pero nadie ha sabido decirme exactamente qué significaba todo aquéllo. Cerrando todo pasaba una carroza llena de incienso, flores, caballitos rollo feria gitana de Calafell Pueblo años '90, y mujeres al final de todo. Curioso.
Con el hueco en el estómago nos hemos comido un gran Buryani en uno de los muchos restaurantes económicos que hay a los pies del edificio y hemos seguido de ruta por las muchas tiendas que hay por Galle Road, la gran y larga calle en la que se cuece todo. Tiendas de saris, de Dvd's, de objetos tradicionales hechos a mano, y peluquerías... sí, peluquerías. Necesitaba ya un corte de pelo y me he metido en una que por 500 rupias, unos 3,5 euros, me han dado un pelao estilo chino que flipas. Si lo sé me rapo. Con este corte de pelo paso inadvertido ya casi casi en cualquier lado.
Para avituallar la pateada, parada técnica en Mc Donalld's. Creo que el primer pedazo de carne con un tamaño proporcional a mi apetito que me meto en todo el viaje. He deborado la Big Mac en un periquete. Menú entero 3 euros. Guay. Impresionante ver a las mujeres árabes con el burka puesto, que por aquí hay muchas de visita, haciendo peripecias para comerse una burguer con la cortinilla puesta. Por Dios es antihumano que vivan de esa manera. Madres, hijas y abuelas, todas detrás del panzudo barbudo bien tapaditas, vistiendo de Gucci y de Nike , eso sí. Incomprensible en nuestro mundo, se mire por donde se mire. Contrastes que hay que ver.
Finalmente hemos llegado a las puertas del MC y ahí nos hemos montado como hemos podido en otro bus atiborrado de gente. No nos hemos podido sentar y hemos hecho brazos en la barra con cada frenazo. Pero este bus ha molado mucho más que el de la mañana. Estaba tuneado y tenía la música a tope, música de aquí pero guapa. Tras media horita de apretujones y calorcito del bueno estábamos en Mount Lavinia.
Son casi las 7 y media y acabamos de llegar. La ducha ha sido reparadora y el cuerpo la ha agradecido. Medio kilo de pura mierda de Colombo se ha perdido por el desagüe. Estoy aquí relajadito de puta madre viendo la tele. No dan nada en condiciones. La tele srilankesa es horrorosa, menos mal que pillamos algunos videos musicales en inglés y nos entretenemos. Lo malo es que acaba de llamar una amiga de Rehaza diciendo que nos pasan a buscar a las 10 y media o así para salir, dar una vuelta por la noche de Colombo, tomar algo y pegarnos unos bailes. La verdad es que ahora mismo, tal y como estamos aquí de apalancaditos, Lion en mano, da mucho pero que mucho palo pero también sería interesante no perderse una oportunidad como esta de disfrutar la noche de Sri Lanka con gente de aquí, conocedores del lugar. Ya veremos cómo lo arreglamos.

Con la calma: shopping and beaching.

Día 25, Colombo (Mount Lavinia).
Como siempre nos hemos despertado cuando despunta el sol, cuando los motores de autobuses y tuk tuks se ponen en marcha y rugen sin compasión, y ahora además también cuando los niños y niñas de las 2 o 3 escuelas que tenemos alrededor empiezan a cantar el himno nacional y a realizar los rezos de rigor, ya sean budistas o musulmanes. Es el kikirikí srilankés. Menos mal que en esta zona no hay tantos cuervos, sino ya lo bordábamos.
Aquí los escolares van todos uniformados. De blanco impoluto que les dura, obviamente, bien poco. Con corbatas de diferentes colores, niños y niñas, según el colegio y según el nivel. Hay colegios mixtos, colegios femeninos y colegios masculinos. Además hay colegios budistas, colegios cristianos, hindús y musulmanes. Así en unas pocas manzanas se pueden concentrar 5 o 6 colegios más los institutos que toque. El jaleo de tráfico a la hora de entrada es impresionante. Las niñas llevan todas el pelo recogido en dos trenzas larguísimas que acaban en la tradicional cola de león o penacho. Las mujeres suelen llevar sólo 1 pero de la misma forma. La estética aquí es aún muy tradicional y un tranzazo de esos a lo Tau Pai Pai puede hacer daño.
Después de tastar a lo largo de todo el recorrido realizado la Sri Lanka más humilde, la Sri Lanka de la gente normal, trabajadora, de la calle, nos adentramos ahora en la Sri Lanka más pija y elitista. Parece mentira que pueda existir gente que viva tan ajena a lo que sucede a su alrededor hasta el punto de creer que no existe nada más que lo que ellos tienen. Para muestra un botón, la familia de Saroj, el novio-amigo de Rehaza que tanto nos está ayudando desde Londres con sus contactos en todo el país.
El padre de Saroj, un tío que es un coco, ingeniero aeronautico, pero que no se le entiende una mierda lo que habla en inglés, se ofreció a llevarnos al centro a eso de las 9, de camino a su trabajo. Tiene un cochazo que flipas, es una marca india desconocida en Europa, muy cómodo, espacioso e incluso con cámara en la parte trasera para poder ver cuando se está aparcando. Una pasada. Pasta. Está trabajando en la creación de una nueva compañía aérea srilankesa, con eso se dice todo.
La hermana de Saroj es una niña pija que no ha dado un palo al agua en su vida, que ha estudiado en Londres y que aquí trabaja ahora en un despacho de no sé qué. Está atrofiada de no mover el culo en todo el día y sólo piensa en irse a Suecia a estudiar otra vez, con el dinero de papi of course, y salir de este país. Hablar con ella sobre Sri Lanka es como hablar con el Maestro de los Sudokus de Calafell sobre ingenieria mecánica. Simplemente no tiene ni puta idea de dónde vive. No sabe nada de su país. No vive aquí, vive en su propio mundo, en su burbuja. No se entera de nada. Además de estar totalmente desconectada y ajena a lo que pasa en la esquina de su calle, no sabe dónde están las cosas. Es decir, se pierde en su propia ciudad. Aquí las niñas buenas o tontas al parecer no van solas por ahí. No cojen tuk tuks ni buses. Tienen chófers privados, no es broma, o un papi siempre dispuesto. Obviamente dicen llévame aquí y ahí van, tráeme allá y allá las llevan pero no saben cómo ir o llegar. Para muestra esta mañana, que nos ha acompañado a hacer unas compras y la muy puta nos ha llevado a sitios exclusives, no sé qué cojones vamos a comprar ahí. De un sitio a otro no sabía cómo ir, cuánto costaba un taxi o dónde más o menos quedaba el centro de Colombo. Increíble, he flipado con la niña. 25 tacos pero inútil total. Tras comer un un sitio bastante pijal y soso nos hemos vuelto para casa con su padre, no la iba a dejar volver sola, claro.
Hemos quedado para la tarde. La verdad es que el hombre es muy servicial y quiere hacernos de anfitrión en su ciudad. Para variar han llegado como 1 hora y pico tarde pero no nos ha sorprendido porque  ya sabemos que la hora srilankesa es así. Como compensación nos han traído unos aguacates de su propio jardín que parecen melones. Están buenísimos y con azúzar o unas gotas de lima saben espectacularmente. Nos hemos bajado a la playa a dar un paseo con ellos, nos la querían enseñar como si fuera una gran cosa y bueno, la decepción que viene siendo ya habitual por estos parajes costeros, ha sido lo que hemos encontrado. La arena estaba atiborrada de gente, unos sentados comiendo, otros paseando y otros vendiendo. El paraje bonito pero todo muy deesaliñado. Barracas de madera en los límites de la arena, perros sarnosos echados aquí y allá y basura, típica y tópica, esparcida por todos lados. Hemos dado una caminata con bastante asco aunque él no hacía más que soltar halagos hacia la playa de Mount Lavinia. Ha visto pocas eso está claro. Pero su intención era buena.
Oscurecía y no sabíamos cómo decirle al pobre hombre que queríamos largarnos antes de pisar una mierda o de recibir un bocado de alguno de esos chuchos. Finalmente tras alguna que otra indirecta y salir del bullicio y el bochorno del lugar nos hemos ido a buscar algo de papeo a un clásico de comida rápida del lugar. Se han venido a casa y hemos cenado el típico kotu roti con las Lion de siempre y unas Colas. Hemos echado unas charlas y cuando se han largado un rato de aburridísima tele y pal catre que cansa esto de no hacer nada. Mañana más de lo mismo, ciudad y tiendas. Aburre.

viernes, 23 de julio de 2010

Capitalinos.

Día 24, Kalutara - Colombo (Mount Lavinia).
Estamos de nuevo en la capital, en Colombo, justo a las puertas de la gran urbe, en Mount Lavinia. Y la cosa pinta mucho mejor de lo que pensábamos. Después de pagar el hotel de Kalutara, de cuyo nombre no quiero acordarme como decía aquél famoso escritor, porque se suponía que iba a ser gratis y al final nos ha salido igual o más caro que otro cualquiera de Unawatuna, siendo ese un sitio más chulo y con más cosas para hacer que el de Kalutara, cría cuervos o amigos en este caso y te sacarán los ojos, hoy estoy sembrado de refranes y frases célebres, aviso, después de pagar decía, nos hemos largado en la Van para Colombo. El trayecto no ha sido largo pero la temperatura ha ido subiendo conforme nos acercábamos. Dudábamos si quedarnos en Colombo o ir a Negambo. No tenemos ganas de volver al calor asfixiante y a los mosquitos de Negambo, no aún por lo menos. Así que hemos decidido quedarnos, nosotros, en Colombo y los turistas irse para Negambo ya que la madre de Rehana quiere estar unos días con su abuela y tal. Comprensible pero como nosotros no pintamos nada allí...
Tras dejar las cosas en el apartamento europeo que hemos alquilado en Mount Lavinia para tres noches, gracias a los contactos de Saroj, por 12000 rupias a dividir entre tres, unos 13 euros por noche y por persona, caro pero con todos los lujos que se pueden encontrar en un apartamento en España, nos hemos acercado a la city ya que a Shashi le venía bien dejarnos ahí de camino a Negambo. El pobre hombre también tiene ganas ya de llegar a casa y ver a su hija.
Colombo es un monumental jaleo. Con un tráfico de locura y más coches, motos, tuk tuks y buses de los que la carretera puede soportar, la ciudad se convierte en un infierno, sobre todo si se quiere andar o simplemente cruzar alguno de los pocos pasos de peatones que existen. La mejor opción es sentarse en algún parque, que deben exisitir digo yo, o meterse en algún centro comercial a comprar o simplemente a darse un break de la asfixiente jungla de asfalto y cemento. Así que nos hemos metido en el centro comercial más antiguo de Sri Lanka, el Majestic City, el MC como es comunmente conocido, al fresquito de las buenas instalaciones del lugar, dando una vueltecita, haciendo unas compras básicas, y tomándonos un buen batido. Se aprecia la diferencia de la capital respeto al resto del país. La gente es mucho más pijilla, viste más moderna y es mucho más abierta y permisiva. Estando en un centro comercial rollo Corte Inglés es lógico que la gente que se vea por ahí sea de ese tipo, con pasta y recatada. Pero de manera general, en la capital, la gente es diferente, tengan o no tengan money.
Los turistas han enfilado para Negambo, estaremos sin ellos y sin sus incordios por unos días gracias a Dios, y nosotros nos hemos quedado volteando un rato más hasta que ha oscurecido y nos hemos pillado un tuk tuk para Mount Lavinia, a unos 10 minutillos y 300 rupias de distancia. Hemos parado en el Super K de la esquina a comprar bebidas y algo para alimentarnos. Tenemos una cocina que está bien y hemos pensado en ahorrar algo de dinero y cocinar una pastita buena, que apetece también sólo por cambiar el arroz.
Mañana quedaremos con la hermana y el padre de Saroj, visita de cortesía para darle las gracias por su ayuda en la casa de Kandy, aunque fue Saroj quien lo arregló todo, hacer algunas compras y dar un rulo por la playa, que dicen que está bastante bien. Poca cosa más.

Tsunami zona 0

Día 23, Unawatuna - Kalutara.
Se nos acaba ya el viaje, la ruta llega ya a su fin y estamos pensando en cómo montar los últimos días de estancia en Sri Lanka. Tenemos claro, sobre todo por la presión femenina de mi entorno, que queremos acabar, por los menos los últimos 2 o 3 días en un sitio bueno. No de lujo, pero si bueno, donde uno pueda estar a gusto en la habitación, donde las camas no huelan mal y donde ducharse no sea asquerosillo, que ya vale de sufrir con la suciedad no? Y no hacer nada, no visitar nada, sólo descansar, tomar el sol, leer y ver la tele mientras tomamos cervecitas.
Tras dejar Unawatuna sin ver el sol ni disfrutar de sus paradisíacas playas, según la guía las hay aunque no las he visto así, hemos parado cerca de Galle a desayunar algo y justo en ese momento ha pasado la comitiva, policía y sirenas incluidas, del equipo indio y del equipo srilankés de criket que se enfrentan hoy en el primer match de no sé qué competición en el estadio internacional de criket de Galle. Aquí el criket es el principal deporte. La peña se vuelve loca y los chavales juegan en todos lados. El fútbol también tiene su lugar pero incluso el volei gana al deporte balompédico. No es que vayan a llegar a las Olimpiadas pero al parecer tiene bastante tradición por estas tierras. El criket en cambio lo copa todo. Hay carteles por toda la ciudady además justo en esta serie de partidos se retira el jugador ceilandés más importante de la historia, el Maradona del criket, un tal Murali Daram que por aquí es un Dios. Los carteles tamaño 5 metros están por toda la ciudad. Los partidos duran una eternidad y el ritmo del juego no parece ser muy trepidante. No digo que sea aburrido pero desde la más profunda ignorancia de este deporte, practicado por impolutos señores de blanco, no me llama mucho la atención.
Nuestro destino improvisado, Kalutara. No por lo que nos podía ofrecer. Más bien por lo que nos podíamos ahorrar viendo lo que hacíamos en Unawatuna y teniendo otro contacto aquí. La madre de Rehana tiene una amiga en Estcolmo forradísima que casualmente tiene un hotel en Kalutara, justo a 60 Km de Unawatuna y en la misma dirección que teníamos que coger para ir a Colombo. Así que tras unas llamadas y un meeting, decidimos que nos largábamos para ahí. Teníamos la misma playa y en principio sin pagar un chavo, gratis total. Buen negocio, no?. Pero todo no podía ser tan bonito! Hemos llegado a Kalutara pensando en la triunfada que habíamos pegado pero nos ha salido el tiro por la culata. A veces estas cosas pasan y hay que joderse. De gratis nada de nada. Nos hace un 15% de descuento, una mierda pinchá en un palo teniendo en cuenta que están en temporada baja en el sur, off seasson que dicen por aquí. La madre de Rehana nos dijo que estaba todo arreglado pero al parecer no se entendieron. La cosa es que tenemos que pagar y aunque las habitaciones están limpias y apañás con su tele y todo, no estaba en nuestros planes parar aquí. Aún así, aquí estamos.
Kalutara es un trocito de la eterna carretera que va de Galle a Colombo. A lado y lado hay tiendas mil, algún que otro restaurante y en el lado de la playa 3 o 4 hotelitos de lo más normal. La playa para nada está cuidada aunque de por sí es bonita. No consigo explicarme cómo esta gente es tan descuidada y dejada. Si limpiaran y acondicionaran un poco lo que tienen de veras que esto sería el paraíso. Pero no. La playa está llena de desperdicios naturales como troncos, ramas, además de barcas, trozos de catamaranes inútiles, y perros vagabundos. Creo de manera rotunda que los perros y los autobuses suicidas son los principales problemas a resolver de este país. Tal cual.
Es cierto que estamos en la zona en la que el Tsunami más fuerte pegó pero no hay excusa, con las ayudas que se han dado, para que las playas estén como están. Pero bueno, hablando del Tsunami decir que hemos cruzado zonas en las que había pueblos enteros y ahora no hay nada. Tumbas. Es ahora tierra del gobierno pues familias enteras perecieron y nadie las ha reclamado. Aún son visibles los devastadores efectos de la gran ola. Hay casas destrozadas como si una bomba hubiera explotado cerca. Hemos parado en el Museo del Tsunami, lleno de fotos y recortes de revistas y periódicos donados por gente de todo el mundo, lo lleva una holandesa. Pone los pelos de punta ver todo eso y pensar que estamos en la misma zona en la que 6 años atrás una ola de más de 10 metros se comió pueblos enteros. La desinformación hizo mucho daño también. Nadie sabía lo que era un Tsunami, ni sus indicios ni sus consecuencias. Una familia sueca se salvó porque la niña más pequeña avisó a los padres de lo que se les venía encima, lo había estudiado en el cole, que el mar se retirase repentinamente más de 1 Km era algo muy raro que no podía traer nada bueno. Los locales lo vieron de otra manera. Tan rápido el mar se retiró, después de llegar la primera ola, la pequeña que no hizo más que inundar mínima y momentáneamente las zonas más cercanas a la playa, los aldeanos se metieron en lo que 10 minutos antes era mar a recoger peces, moluscos, cangrejos, etc que habían quedado sorprendentemente al descubierto. Otros incluso sacaron estacas y cuerda para alargar sus parcelas, vaya un regalo del cielo no poder ampliar el jardín unos cientos de metros? Obviamente a la media hora cuando llegó la gran ola se lo llevó todo y a todos. Podían haberse librado muchos de haber estado informados pero nadie sabía nada y nadie les avisó.
Nada más llegar al Hotel y tras ver que meterme en el mar sería imposible por el fuerte oleaje, me he dado un buen chapuzoncito en la pequeña piscina del hotel, que sin estar hecha para hacer los 50 metros estilos cumple con el objetivo básico de refrescar y apaciguar los ánimos. Hemos salido a papear algunos  rotis y tras ver que por aquí no hay mucho que hacer aparte de estar en la playa, eso si hiciera bueno, nos hemos vuelto a perrear al Hotel.
Son las 5 de la tarde y el sol ha salido ahora el muy cabrón. Le queda poco, está empezando el crepúsculo y el mar sigue arreciando. He aprovechado para hacer alguna foto medio chula y ahora escribo, cual Vargas Llosa en sus mejores años, desde la terracita con mi Lion bien a mano. Por lo menos aquí se está fresquito y parece que no hay demasiados mosquitos. Aún. Las chicas están en la habitación, con el aire acondicionado puesto y viendo la tele, viendo pelis tamiles que tanto echan de menos y que tanto enganchan. Son pelis-culebrón rollo telenovela venezolana que duran 3 o 4 horas en las que pasa de todo: lloran, rien, pelean, mueren, se enamoran, cantan, bailan, cantan otra vez y bailan otras tantas más... Son pelis antiguas en las que las actrices que salen podrían ser bien bien la Lola Flores o la Carmen Sevilla indias o, en el caso de los actores, Esteso y Pajares, si estos hubiesen cantado alguna vez durante su carrera. Aquí la gente pobre que va al cine quiere eso mismo: pelis largas, que entretengan y que tengan de todo. Imaginaos a un gordete indio, lleno de vello por los brazos y la espalda, con un mostachón rollo Kebab, que va de guaperas, triunfa como la Coca Cola, canta a lo Bustamante, lleva un tupé a lo Elvis y que además cuando lucha, increíblemente da unas leches a lo Bud Spencer. Es cómico ciertamente, pero aquí se vuelven locos con estas pelis prehistóricas. Ellas tan europeas lo demuestran, están embobadas!
Mañana partimos hacia Colombo. Volvemos al caos y la locura de la capital. No apetece mucho pero no hay mucho más que hacer por aquí. El tiempo no es el mejor para la playa y la zona no está acondicionada del todo para el viajero. Así son las cosas. Veremos cómo lo montamos estos últimos días. Próximamente más noticias.

Lluvia en el paraiso.

Día 22, Unawatuna - Galle.
Nos hemos levantado con un buen dolor de cuerpo. La cama piedra ha hecho bien su trabajo y el resto lo ha hecho el cabreo que llevávamos desde ayer. Los tocapelotas ahora no se quejan pero no lo hacen porque les guste la habitación o se sientan cómodos ahí. Es la misma mierda de siempre, same shit, pero como fue su idea la de largarnos a corre cuita de Tangalla para ir a parar a lo mismo en Unawatuna, al mismo tipo de alojamiento, no pueden quejarse ahora, eso es imposible ni que haya cucarachas en su habitación. Pero lo hemos hecho nosotros y quizá sólo para tocarles los cojones. Así son las cosas.
Tras desayunar algo nos hemos acercado a la ciudad de Galle. Es famosa por su Fuerte y por ser una de las ciudades más dinámicas del sur de la isla. Nos hemos dado una vuelta por el casco antiguo, por el Fuerte que haciendo gala a su nombre su mantuvo fuerte cuando llegó la gran ola del Tsunami. La ciudad sufrió bastante las consecuencias de la catástrofe pero igual que Tangalla y Unawatuna, se ha recuperado rápidamente. Los holandeses plantaron aquí esta ciudadela militar allá por el siglo XVII para defender sus intrereses comerciales en la zona. El escudo de la famosa Compañía Holandesa de las Indias Orientales aún luce en alguna de las puertas de entrada. Para variara nos ha llovido a cántaros. Por suerte hemos podidos resguardarnos en un saliente del Fuerte y hemos aguantado el chaparrón como hemos podido. Justo a la salida de la fortaleza se encuentra la ciudad nueva y el Estadio Internacional de Criket de Galle. El contraste de los muros, las iglesias y las mezquitas de un lado y los carteles publicitarios y las imágenes de famosos jugadores de criket al lado del campo de juego del otro es rotunda. El estadio está tomado por la policía y los militares. Hay máxima seguridad. Aquí cualquier evento con multitud está considerado de máximo riesgo. Se enfrentan al parecer hoy si no llueve o mañana quizá la selección nacional con la de India.
Ya de vuelta a Unawatuna y tras chequear varias Guest House y Hoteles de la zona hemos decidio quedarnos en el que estábamos pero reclamando una nueva habitación, más limpia y aireada. Hemos tenido suerte y nos han dado una muy grande, alta y mucho más limpia que la que teníamos por el mismo precio prácticamente. A veces vale la pena quejarse, sobre todo si hay poca ocupación. Nos hemos ido a comer a eso de las 5 al Upul Hotel, nada del otro mundo pero en la misma playa, y tras dar un paseito por sus blancas arenas amenazadas por un cielo gris de miedo, hemos callejeado entre las 2 calles que forman la Unawatuna turística, de tienda de recuerdos en tienda de recuerdos. Aquí sí hay playa pero si no la puedes usar es como si no hubiera nada. Así que al oscurecer nos hemos recogido para el Hotel y hemos bebido y charlado los 4 de siempre al fresquito de la terraza. Mañana será otro día, a ver si mejora.

Día perdido, Familieando.

Día 21, Yala - Tangalla - Unawatuna.
A veces sucede que se pasa el día y no se ha hecho nada. Nada útil me refiero. Y a veces también sucede que acaba el día y uno se siente cabreado porque no ha hecho nada de lo que quería y además porque lo poco que ha hecho ha salido mal. Hoy es uno de esos días y estoy de mala leche. La cuestión es que siempre hay alguna razón o algún culpable por la que todo se tuerce, imagináis quién lo es en esta película?
Para empezar nos hemos ido, tras desayunar como campeones en el buffet de lujo del Hotel de Yala, a casa de la tía de Rehana, la mujer del policía que tan amablemente nos guió por Kataragama el otro día. Era una visita de rigor ya que, además de ayudarnos a llegar a la procesión y tal, Rehana no veía a su tía desde hacía muchos muchos años, quizá 20. Lo malo de estas cosas es lo de siempre, lo que espera la gente del visitante. Como bien dice Shashi, aquí si tienes dinero te quieren mucho, si tienes algo de dinero te quieren algo, y si no tienes nada no te quieren una mierda. La gente se cree que por venir de Europa somos ricos, que ahí recogemos los dineritos de los árboles como aquí recogen los mangos, cuando la realidad es que trabajamos todo lo que podemos y más para vivir y de tanto en tanto darnos un lujo, que como todos sabéis lo del lujo es una manera de hablar porque la realidad es que vamos de tiradetes. La cosa es que no tenemos pasta para soltar a lo jeque árabe, ni teniéndola se la daría tampoco, así que después de invitarnos a comer muy bien y acogernos perfectamente ha empezado a contar las penas, lo de siempre vamos, que la vida aquí es muy dura que patatím que patatam... Hay que acabar sudando porque si no... Sucede también que en estos recónditos lugares, estamos en una villa del interior, pocas cosas pasan normalmente y ver a visitantes es aún más raro si cabe. Normalmente cuando llegas a un sitio así, la vecina viene a pedir sal y de paso habla y habla, la abuela de atrás igualmente se ha acordado de pedir un poco de coco y de paso nos saluda, y así sucesivamente con todo el vecindario. Aprovechando que estamos ahí las hijas de los tíos en cuestión, es decir las primas de Rehana, han venido a comer y a vernos. Una tiene un niño majísimo con el que he hecho buenas migas y la otra se va a casar pronto. Así que tras hacer una rápida visita a la casa de atrás, donde vive otro familiar, la chica ha insistido en llevarnos a casa del futuro marido, donde por supuesto nos han puesto pastitas y guarradillas dulces para comer, un té, y toda la parafernalia de rigor. La oportunidad de que alguien de fuera venga a casa no se puede dejar pasar. Así lo ven ellos por lo menos. Se agradece un montón la hospitalidad de esta gente, no sé en cuántas casas hemos estado ya, pero llega un momento en que uno se cansa de tanta charla y de tanta historia. Por el amor de Dios, acabemos ya!
Con este panorama la visita se ha alargado de lo lindo y a eso de las 4, después de poner muchas caras poco disimuladas de "tenemos que irnos coño!", hemos tirado finalmente para Tangalla, una de las poblaciones que sufrió el Tsunami muy directamente pero que se ha recuperado bastante bien de sus consecuencias fatales. Íbamos a pasar una noche y al día siguiente, a mediodía después de aprovechar la playita largarnos hacia Unawatuna. Shashi nos ha llevado a un sitio que conoce bien y que por 1500 rupias, 10 euros y medio, dormiamos en la misma playa, en habitaciones correctas pero sin lujos. Pero ha sucedido lo mismo que en Nuwara Eliya. A los señoritos no les ha gustado la pieza, se han quejado de que el precio no incluía desayuno, por 10 malditos euros quieren desayunar tostadas y mermelada, su puta madre... así que nos hemos tirado como 1 hora buscando un lugar adecuado en Tangalla. Obviamente el que han visto y les ha gustado costaba 50 pavos por noche. Muy caro, qué cojones quieren entonces? Pero para rizar aún más el rizo, si no fuera suficiente con no escuchar lo que todos decimos y llegar a acuerdos democráticos, pues a muchos ya nos iba bien la habitación y aún teníamos toda la tarde para hacer algo, la marquesa ha decidido, a las 5 y media de la tarde, con la noche cayendo ya, que viendo lo poco que podíamos hacer en Tangalla ya y sin "buenas" habitaciones disponibles, lo mejor era largarnos para Unawatuna, a 60 Km más o menos, es decir, a más de 2 horas de camino según el paso srilankés. Luego cuando lo ha dicho se le ha ocurrido preguntar qué pensábamos. No la he mandado a la puta mierda por lo que me toca, Rehana tres cuartos de lo mismo, y Shashi, el queconduce y se come tó el marrón había que verlo. Está negro a más no poder y mira que eso es difícil.
Conclusión: Hemos llegado a la habitación casi a las 9 de la noche. Cansados y cabreados. Hemos perdido la tarde en el coche y el día de casa en casa. La habitación es igual o peor que la que vimos en Tangalla. A los marqueses no les ha quedado más remedio que comérsela, que se jodan. Y nos hemos jugado, literalmente, la vida en la carretera. De noche, con un faro roto, policías que nos han parado 2 veces y nos hemos librado de una multa segura por la cara de Shashi, el conductor cansado, tráfico de locura y una lluvia torrencial de cojones.
Estamos de los turistas hasta el moño. Nunca mais así, eso seguro.

lunes, 19 de julio de 2010

Fotos fotos fotos.

Querida familia, amigos y fervientes seguidores del Blog. Como subir las fotos aquí cuesta un huevo y medio, las estoy cargando directamente al Facebook para que las podáis ver. Así que ya lo sabéis. Abrazos.

Perrea perrea!

Día 20, Yala.
Hoy me niego a escribir nada. Necesito fiesta también y la verdad es que no hay nada que contar. Hoy hemos empleado el día a perrear: comer, piscina, sobar, comer, piscina... Mejor pongo una foto y lo dejamos ahí.
 Mañana a Tangalla, costa sur, aquí hace menos calor del esperado.

Camino al sur, procesión del norte.

Día 19, Ella - Yala - Kataragama.
Dejamos atrás las montañas. El Hill Country fresco y tranquilo desciende hacia las planicies del sur de la isla y la carretera nos lleva hacia el sureste, hacia el inmenso Parque Nacional de Yala. Las previsiones termométricas son poco alentadoras. Ayer registraron en la zona más de 40 grados. Volvemos a lo de Miss y Mister Camiseta Mojada cada 10 minutos. Es lo que hay. Pero motiva bastante el llegar a Yala. Se pueden organizar rutas y safaris por el parque para ver, o intentar ver, animales salvajes como elefantes, leopardos, cocodrilos, aves de todo tipo, etc. Además la motivación es doble si cabe porque nos vamos a alojar en el Elephant Reach, el mejor hotel de la zona, un Top End, un 5 estrellas, y lo mejor es que va a ser gratis, o sea sé, free, por la patilla, por la face... y gracias a la gran Rehaza y sus amigos pijillos, dígase Saroj and company. He leído en la Biblia que la habitación más sencilla son 130 dólares por noche. Aupa lo que nos llevamos pal body!
A medida que avanzamos el paisaje, tan verde y frondoso que hemos tenido como escenario en la última semana, empieza a cambiar y tornarse cada vez más seco y, poco a poco, a asemejarse cada vez más a la sabana. Siguen habiendo palmeras y bananos aquí y allá, pero la aridez es evidente. Estamos acercándonos al famoso Parque Nacional de Yala donde el leopardo es el rey de la zona y el animal más buscado.
Los bungalows chachi piruli del Reach, que dan a una piscinita apañá, están guapos. Tenemos tele, que eso es la ostia en estas tierras, una ducha amplia y limpia, una habitación grande y espaciosa y sobre todo camas cómodas en las que por primera vez en todo el viaje los pies no me cuelgan. Tras instalarnos mínimamente hemos salido a comer algo, aquí es imposible afrontar los precios, y hemos tirado hacia Kataragama, donde casualmente en estos días se celebra un gran festival religioso, hindú y budista, que no se puede dejar pasar, el Perahera.
En la procesión a la que acuden peregrinos que vienen en ruta desde el norte, se hace penitencia a lo Semana Santa y se desarrolla durante la noche y durante varios días después de la luna nueva. Se debe vestir de blanco, o por lo menos eso nos han dicho, aunque después cuando hemos llegado hemos visto que la peña iba como quería. La gente viene de todos lados, en coche o furgoneta, familias enteras que quedan instaladas en los descampados cercanos a los templos. Parece un campo de refugiados: las mujeres haciendo comida, los hombres buscando leña, niños jugando por todos lados, perros aquí y allá, abuelos durmiendo en el suelo, humo, jaleo, polvo y mucha mucha gente. Pero es por devoción, y ya sean hindús, budistas, o musulmanes, todos vienen aquí y comparten pacíficamente la fiesta, pues es un centro de peregrinaje de las tres religiones. A lo largo de la carretera que lleva a Kataragama se van viendo furgonetas acampadas a los lados mientras sus ocupantes se bañan, con ropa of corse, en el lago y se acicalan para la ocasión. Se vende comida en cualquier momento y en cualquier sitio pero también hay personas, gente de negocios normalmente, que hacen su personal aportación en estas  como buenos samaritanos y ayudan a los pobres y necesitados repartiendo porciones de comida, ya sean 150, 300, o las que puedan. Es de admirar.
Por supuesto hay que ir descalzos todo el tiempo y en todo el recinto. Las medidas de seguridad a la llegada son estrictas y es normal pues una concentración de gente tan grande es un posible objetivo muy goloso para algún que otro suicida que quiera, tras el fin de la guerra, pegar el bombazo, y nunca mejor dicho. Como ya viene siendo habitual durante el viaje hemos tenido la suerte de tener un contacto en la zona, otro tío de Rehana al que visitaremos en Tangalla y que trabaja de policía en Kataragama. Gracias a él hemos podido entrar con la Van en la zona, hemos aparcado privilegiadamente y, después de andar y echar buenas foticos por la dagoba budista y el templo hindú, nos ha podido meter en zona vip para ver el desfile. De lujo!
Multitud de gente rezando, realizando ofrendas de frutas, partiendo cocos ardiendo mientras piden algún deseo, elefantes acicalándose para la ocasión en el río, bailarines y músicos nerviosos ante el desfile, y mucha expectación en el ambiente. La procesión se asemeja mucho al Carnaval que todos conocemos, donde la gente desfila a lo suyo y las músicas de una y otra carroza se confunden mientras pasan. Los elefantes abren el paso a cada "comparsa" que va acompañada de iluminación humana, hombres antorcha con unos cubiletes de carbón ardiendo sobre sus cabezas, y cada grupo baila lo suyo: los pavos reales hacen su baile, los malabaristas del fuego el suyo, los indios invasores su danza particular, y así hasta que llega el gran elefante, engalanado hasta los topes, con los colmillos tocándole el suelo y cargados de flores, llevando las reliquias del templo ante las que todo el mundo se pone en pie y muestra sus respetos. Ha sido una experiencia muy folclórica aunque Shashi ya nos ha dicho que en Kandy no sólo hay 10 elefantes, sinó 40. Pero ha sido igualmente una gran experiencia, muy folclórica.
Con la noche ya bien entrada nos hemos recogido para el Hotel. Parada técnica en un puestecico de carretera para hacer unos hoppers, especie de crepe o tortilla, y a sobarla que ya toca.

Subiendo montañas: esto es vida.

Día 18, Ella.
Desayuno de campeón a las 7 y media de la mañana: rotti con clase, té sabroso de la tierra, confitura de piña de propia cosecha, un estofadito de patatas con cebolla un pelín picantón y por supuesto el imprescindible pol sambol. Así desayuna un tío hecho y derecho y aunque aquí difícilmente pasan del 1,60, con todos mis respetos para las personas más pequeñas de talla pero no de corazón, todos zampan por igual. Comen como limas y todo el tiempo. Será el calor.
Ha valido la pena recargar pilas porque a las 8 y media nos hemos ido a subir una de las dos montañas más altas de la zona, la Ella Rock. El Little Adam's Peak a un lado y el Ella Rock al otro enmarcan el verde valle donde se encuentra ubicada Ella. Es un lugar precioso y ya que en Nuwara Eliya no pudimos hacer la ruta del Adam's Peak hemos decidido ascender hoy, que hace un día claro y no parece que pueda subir la niebla, al Ella Rock y disfrutar de las vistas impresionantes. Nos ha acompañado Sanat, un local con cuerpo de niño que va descalzo todo el tiempo y se las sabe todas. La ruta, ida y vuelta, son 3 horas y la exigencia no es demasiada hasta la última hora en la que el terreno se empina de cuidado. Tras unos 2 Km andando por la misma vía del tren que une Ella con Haputale en uno de los trayectos clásicos para todo viajero, sin problema porque sólo pasan 4 trenes al día y todo el mundo por estas tierras la usa como camino, nos hemos adentrado en la montaña. Hemos cruzado varias plantaciones de arroz y algunas huertas bien irrigadas hasta llegar a una cascada muy bonita que tiene una caída bastante grande. A partir de ahí hemos empezado a ascender entre la maleza, el bambú, los eucalíptos y numerosas plantas de té. El camino cada vez más empinado, estrecho y escondido, se hace difícil de seguir a medida que íbamos avanzando. Hemos ido encontrando a lo largo de la senda camaleones en cada árbol, pájaros multicolor, mangostas escurridizas e incluso serpientes apareándose en un baile muy estético, algo rarísimo de ver así como así. Tras media hora de áruda y sudorosa subida hemos hecho cima. Las vistas de todo el valle increibles y la paz y tranquilidad desde ahí arriba indescriptible. De vuelta, a desandar lo andado. Bajar es tan difícil y cansado como subir.
Exahustos a la llegada, lo mejor, la refrescante Coca Cola, en botella de cristal y de las grandes, que aquí sabe mil veces mejor que en cualquier otro lado. Ducha reparadora para sacar toda la mierda y barro que hemos pillado en la montaña y a comer por el pueblo. He de asegurar que no sólo se come bien en el Rawana ya que parece ser que en toda esta zona de montaña tienen una gastronomía propia muy cuidada, selecta y fina, abundante en vegetales de todo tipo muy frescos y donde los fritos o rustidos tan propios de otros lugares del país aquí no tienen cabida. En cualquier lado se pone uno como el Kiko. Da gusto.
La tarde empleada al relax total, al perreo en el restaurante de la Guest House, a la conexión a internet para actualizar el blog y colgar fotos en el Feisbuk, a escribir algunas postalillas y poco más. De vez en cuando también hay que desconectar. Tras cenar y degustar nuevamente las exquisiteces de la casa, el restaurante estaba a tope hoy, nos hemos sentado al fresquito de la noche a charlar un rato hasta que el sueño nos ha llamado.
Por cierto, mis ojos mucho mejor. El hinchazón casi ha desaparecido y la infección que ayer se puso de un amarillo pusoso muy feo, hoy ya es una costrilla. La crema ha hecho su efecto y aunque es molesta y pica, cura.

Puerto de montaña. Té.

Día 17, Nuwara Eliya - Ella.
Tenemos un grano en el culo. En realidad tenemos un gran grano en el culo que molesta un huevo y medio. Es increíble el por culo que están dando los turistas, tanto el bebé como la marquesa como han sido ya oficialmente bautizados según el rito srilankés de escupir fuego a sus espaldas y ponerles cara de poker cuando están delante. Por algo los srilankeses tienen fama de ser los mayores traidores y asesinos del mundo... o eran los rusos? Bueno lo mismo da, la cosa es que estamos negros de ellos. Se suponía que íbamos a estar 2 noches en Nuwara Eliya, que no es que tenga mucho que ver, pero íbamos a patear un poco el monte y relajarnos al fresco. Finalmente hemos estado 1 sola noche, a disgusto y con las prisas por salir.
Al parecer después de coger la Guest House, que a todos nos pareció correcta, sin grandes lujos pero correcta, a la parejita les molestaba el olor de la moqueta, les parecía fea y sucia la habitación y pensaban que hacía mucho frío. Un sueco con mucho frío, cómo se come eso? Lo que le pasa es que el tío no se adapta ni patrás: tiene diarrea, no le gusta la comida, todo le parece sucio, no confía en nadie, tiene miedo de todo, y para colmo no habla casi nunca, es medio autista. Así no me extraña que nunca vea nada bien. La cosa es que unilateralmente, y eso es lo que más nos ha cabreado a los demás y hemos decidido ceder sólo por no escuchar más al pepas este, decidieron que no querían estar más ahí. Que se vayan al Hilton coño, pero no, que esto es muy caro y lo otro es muy caro y así todo el rato. Hay gente que se piensa que puede tener lo mejor por el precio más barato. Eso se acabó hace tiempo amigos.
El viaje ha sido pesado por la carretera. Dejando Nuwara Eliya atrás, casi de inmediato empieza el descenso y la carretera, en obras casi todo el camino, se convierte en horrorosa. Los baches, la estrechez, y el tráfico saturado hacen que el trayecto sea muy pesado. Hemos parado varias veces a estirar las piernas y refrigerarnos con frutas, una vez mangos, otra papaya regadita con lima, piña con sal, o guayava con chili, sal y pimienta. Espectacular el contraste de sabores! Pruébenlo.
Aparte he sufrido bastante durante el viaje porque tengo los ojos bastante chungos. Supongo que ayer o en Rambukkana, o en el Baño de elefantes o en el jardín de especias tuve que tocarme con algo, o algo tuvo que caerme en los ojos, ya que me he levantado con un buen hinchazón y bastante picor. Una infección de cojones que a lo largo del día ha ido empeorando. Hemos pensado en parar en algún sitio para que me vieran, que no es que haya muchos por aquí, pero tras parar en una farmacia he comprado una crema antibacteriana y tal y he decidido esperar a ver cómo evoluciona la cosa.
Algo curioso en la zona son los chicos floreros, los vendedores de flores, que se pueden encontrar tanto cuando se sube a Nuwara Eliya como cuando se baja desde ahí hacia Ella. Son chavalillos que se sitúan en medio de la carretera que serpentea a lo Tourmalet y con un grito a lo Tarzán te hacen parar para que les compres un ramo de flores. Flores silvestres preciosas que ellos mismos recogen para sacar unas rupias. Si no les compras y te vas, tras girar la siguiente curva, vuelven a estar en la carretera. Mientras más suben el precio más baja. Es sorprendente y gracioso, escalan rapidísimo, llegando a parecer que hay gemelos vestidos igual cada vez que doblamos en la carretera. Al parecer es un buen extra para los jóvenes, pues ya me dijo Rehana que cuando ella venía por aquí de pequeñita era ya una práctica usual.
Tras unas 3 horas de camino hemos llegado por fin a Ella, otra pequeña villa de montaña que es paso obligado para quien quiere ir al sur o quien sube hacia el norte. Y como se suele decir, no hay mal que por bien no venga. Al pirarnos repentinamente de Nuwara Eliya nos hemos venido antes a Ella, donde pasaremos 2 noches en vez de 1 como teníamos pensado. Y la verdad es que Ella es más bonita, menos fría pero igualmente fresca y agradable y mucho más preparada para el viajero con numerosas casas de huéspedes, restaurantes, conexiones a internet y precios bastante competitivos. Hemos tenido la suerte de seguir los consejos de la Biblia, y tras ver 2 o 3 casas de huéspedes, nos hemos venido a la Rawana Holuday Ella Guest House, un lugar sencillo pero muy limpio, con unas vistas estupendas de las montañas, personal amabilísimo, y sobre todo una comida espectacular.
Ya sé que la comida es un tema muy recurrente, casi perenne diría yo, de las entradas diarias de este muy amado blog mío, pero la referencia de hoy es muy importante porque quiero remarcar que hemos tenido, seguramente, la mejor comida de todo el viaje. Ha sido en el restaurante de la casa, donde nos han preparado una delicia increíble de 12 platitos distintos, rollo tapas, de lujo y a un precio más que bueno, 400 rupias, es decir, unos 2 euros con 80 céntimos, postre incluido. La carta reza así:
Juicy Garlic in coconut and tamarind sauce. Served with boiled or fried spicy rice. Accompained with sweet and sour aubergine, milky lentil curry, ginger kankug or spinach, potato in onion and mint, lime pickle or pineapple chutney, and dessert.
Es decir: jugoso ajo hecho en la salsa de coco y de tamarindo, servido con arroz hervido o arroz frito picante, y acompañado con berengena dulce y agridulce, lentejas al curry, gengibre o espinacas especiadas, patatas a la menta con cebolla, lima macerada o mermelada de piña, y postre.
Sencillamente impresionante y la cuestión es que cuando hemos acabado de comer nos hemos dado cuenta, todo es vegetariano, estábamos disfrutando de sólo verdura como locos como si estuviéramos comiendo el mejor filete del mundo. Increíble pero cierto.
Por la tarde, mientras las mestresas se han ido a hacer unos masajes y unas limpiezas corporales varias con los potingues ayurvédicos de un famoso centro del pueblo, me he dedicado a navegar por la red, relajarme en el restaurante mientras charlaba con los currelas del lugar y me contaban su vida y sus penas, y a intentar recuperar la infección de los ojos con mucho mimo pero que ha ido a peor. Mañana será otro día.

viernes, 16 de julio de 2010

Fa fred.

Día 16, Kandy - Nuwara Eliya.
Escribo al lado del fuego y con un anorak puesto. Son las 6 de la tarde, es noche cerrada, y en las montañas más altas de la isla, cerca del Monte Pedro y en pleno Hill Country, hace frío. No es exagerado pero se agradece el calorcito acogedor de la lumbre y el olor característico del humo de leña tropical y de la cáscara de coco, que se utiliza como llesca. Estamos en una guesthouse típica de esta zona, estilo colonial inglés, con la chimenea en marcha y pensando cómo puede ser que hace pocas horas sudábamos la gota gorda y ahora nos apetezca estar así. Así es Sri Lanka, llena de contrastes.
Hemos dejado la mansión y tras hacer una visita a un hotel de lujo de Kandy, el Earl's Regency, donde trabaja un amigo de no sé quién, una gran pérdida de tiempo pues me interesa una mierda pinchá en un palo cómo es la suite o cómo se bañan los pijos saudís, hemos partido hacia las montañas. (Por lo menos hemos desayunado por la cara.)
Saliendo de Kandy la carretera empieza a ascender poco a poco y se introduce en las montañas centrales. Serpentea cada vez más y aunque su estado es sorprendentemente bueno el paso de la Van es lento, pues lleva mucho peso y con el desnivel hay que intentar no calentarla demasiado. El cielo rápidamente se cubre por nubes que se abrazan a la cima de las montañas y las tapa. Empieza a llover y el cielo encapotado nos acompaña el resto del camino. El paisaje también cambia repentinamente. Los frondosos bosques húmedos tropicales que estábamos acostumbrados a ver durante los últimos días desaparecen dejando paso a las grandes plantaciones de té. El verde claro y brillante de la planta del té lo cubre todo. Las montañas peladas y escalonadas están recubiertas en su totalidad de ese verde maravilloso sólo roto por los pequeños caminos marrones que los cruzan geométricamente. Las tea pluggers, las recolectoras de la hoja de té, trabajan por todas las lomas, agachándose y recogiendo una y otra vez, una y otra vez, y así desde que despunta el sol hasta que por lo menos han recogido 20 Kilos. Cobran poquísimo y sólo por lo que recogen. Se las reconoce inmediatamente. En ese infinito mar verde sus ropas de colores rampantes, azules, rojos, naranjas y amarillos, destacan descaradamente. Cargan con el saco de recolección a la espalda y lo tienen anudado en la frente. Son todas muy negras, son tamiles y no es casualidad. Huele a tierra mojada, a la humedad de los árboles, a flores extrañas desconocidas. Huele a naturaleza pura y virgen, a grandiosa y exhuberante naturaleza. Esto es increiblemente bello.
Paramos brevemente en Ramboda para ver las preciosas cascadas que caen desde las alturas. Aquí nace el río más largo de Sri Lanka, de apenas 300 y pocos Kms y el agua de estas montañas es quizá la única que puede beberse directamente. Hay también varios grandes lagos por la zona. No es extraño pues las constantes lluvias y la alta humedad los alimentan constantemente. Seguimos avanzando y paramos en la famosa Blue Tea Plantation donde nos han explicado todo el proceso de la fabricación del té, desde su cultivo hasta su empaquetado. Ha sido muy interesante y hemos podido estar en la factoría donde realizan todo el trabajo de selección de las hojas, secado, corte y tueste. Hemos podido comprar luego, por supuesto, el té de Ceilán más fresco y auténtico que se pueda encontrar en el mercado.
Al llegar a Nuwara Elyia, la pequeña ciudad situada en la cima, hemos encontrado una réplica a pequeña escala de un pueblecito de las Highlands británicas. Casitas con su entrada clásica, blancas o de algún color pastel, tejados a varias aguas y también de color, jardincitos muy bien cuidados, huertecillos con fresas y vegetales frescos propios de Europa, e incluso un hipódromo, bastante descuidado todo sea dicho, donde antaño seguro que los colonos hacían sus apuestas y vestían sus sombreros rollo las famosas carreras inglesas.
El pueblo en sí es escasamente una gran calle comercial, con restaurantes, tiendas y una estación de autobuses. Se parece bastante, salvando las grandes distancias, a Andorra, pues es el lugar habitado a más altura de la isla y desde aquí se pueden hacer rutas a las cimas más conocidas, como el Monte Pedro o Adam's Peak. Por ello abundan los sherpas srilankeses que te venden el viaje, la subida y las mejores vistas del mundo por unos miles de rupias.
Hemos comido algo rápidamente en el Da Silva, y tras darnos una vuelta nos hemos ido a la Guest House que hemos conseguido, como siempre, por contactos. No está mal del todo pero los señoritos ya se están quejando, como siempre. Veremos qué hacemos. Estaría bien subir a Adam's Peak, pero tal y como está la tarde, es posible que no valga la pena subir mañana, pues hay que madrugar mucho y tener también mucha suerte para que no esté nublado y no haya niebla, la famosa mist que aquí todos temen. De momento se ven bastantes estrellas, muy muy cerca, pero aquí el tiempo cambia muy rápidamente y las previsiones no son demasiado buenas.

jueves, 15 de julio de 2010

Luiérnagas en el jardín.

Día 15, Kandy.
Me gusta Kandy. El clima, el paisaje, la comida, la gente... Es una ciudad bonita y quizá por ello exclusiva, pero ello no lo quita encanto. No todo el que aquí vive tiene pasta, ni mucho menos, pero sí que es cierto que la mayoría de casas pijillas pertenecen a gente adinerada de la capital. Para muchos es una segunda residencia a lo Mallorca. Aún así Kandy mueve dinero, hay negocio, hay dinamismo económico.
Es famosa también por ser un centro de peregrinaje muy importante en Sri Lanka. Aquí se encuentra, al lado del lago artificial que centraliza la ciudad, el Templo del Diente Sagrado. Es el templo budista más importante del país pues posee la reliquia del supuesto diente de Buda, extraido de su pira funeraria antes de arder y lo trajeron después de mil peripecias, a Sri Lanka. Cualquiera se lo cree, no? pues como lo de Santiago! La cuestión es que aquí vienen budistas de todo el país y de otros países a peregrinar. Dicen que como en la Meca, los budistas tienen que venir al menos una vez en su vida. Hay unas medidas de seguridad exageradas porque hace unos años un tigre tamil se inmiló ahí mismo. No  hemos entrado porque nos cuesta casi 20 euros y no es más que un templo como otro cualquiera que hemos visto y que tiene un supuesto diente de Buda que ni se ve. Se decía que quien lo tenía y lo protegía podía dirigir firmemente el país. Por ello quizá tanto interés.
El día de hoy ha sido interesante en algunos aspectos y decepcionante en otros. Por la mañana, después de desayunar y callejear un poco por Kandy, nos hemos ido a Rambukkana, un pueblecito a media hora situado en medio de la jungla, donde vive, muy muy humildemente el militar que encontró Shashi en Jaffna y que nos sirvió de salvoconducto, como suena eso eh?, para entrar a la base militar y demás. Nos dijo que cuando estuviéramos por aquí lo llamáramos que quería invitarnos a comer a su casa. Otra vez una gran muestra de la hospitalidad que tiene esta gente, es increíble. Aún y ser militar y de los que se juegan la vida, os lo aseguro, no tiene mucho, una casa de obra vista a medio construir en el corazón de la jungla.
Tras dar una vuelta por el mercado local, auténtico a más no poder, y comprar algunas bebidas y tal, hemos llegado a su casa y nos han servido, así de sopetón, una comida buenísima, arroz, dal, pescado seco, pescado salado, cerdo, papadoum, un pol sambol distinto al de siempre y otras salsitas que no conocía y había probado. Muy bueno todo. Hemos comido genial y hemos charlado de un montón de cosas sobre la guerra muy interesantes y sorprendentes. El hombre que teníamos delante, delgado y no muy alto, risueño y divertido, que de tanto en tanto jugaba con sus dos hijos que no dejaban de tirarme la bola para que les diera samba, ha matado a gente y no sólo de palabra. Lleva en el ejército 17 años y ha estado gran parte de esos en el frente de guerra, en la primera línea de fuego. Se ha visto en mil situaciones distintas, ha visto morir a amigos y perder partes del cuerpo a muchos otros. Ha estado en la última gran batalla de esta guerra, que ni mucho menos ha acabado, por lo menos extraoficalmente. Y dirán muchos, bueno un fantasmilla más de los muchos que hay por el mundo. Nada de eso, este hombre que tan pronto cuenta como su mujer está embarazada o le da una colleja al niño que no deja de tocar los güebs, te enseña igualmente en su teléfono móvil fotos y vídeos de la última ofensiva, en los que sale él y demuestran que estuvo ahí. Sin ningún pudor, pues aquí la guerra y la muerte está a la orden del día, nos enseña orgulloso el vídeo en el que acaban de matar al principal cabecilla de los tigres tamiles. No dicen quién fue, ni lo dirán. Pone los pelos de punta ver la escena. El enemigo en cuestión en el suelo, muerto, con un tiro que la ha partido la cara en dos, y como 10 o 15 soldados a su alrededor gritando de alegría unos, y otros, guantes de látex incluidos, le cosen la cara para que se le reconozca y le sacan sangre y dientes para asegurarse al 100% que es el gran tigre en cuestión. Espeluznante. Lo enseña tranquilamente, advirtiendo que no lo puede hacer, pero que confía en que no lo delataremos. Nos pasa fotos de ese mismo día. Piernas descuartizadas, brazos, cabezas con el cuenco craneal literalmente volado. Una carnicería de mierdo. Él estuvo ahí.
Habla igualmente con tremenda franqueza cuando reconoce que la guerra es lo peor de lo peor. Que reclutan a chicos jóvenes, inexpertos en la vida, sin educación alguna y con lazos familiares débiles para garantizar así que harán lo que ellos quieran, que les podrán lavar el cerebro fácilmente y que no tendrán la tentación de abandonar el frente por la family. Les pagan una miseria pero la meta de una pensión a los 50 años es algo que llama mucho la atención. Que no tienen suficientes soldados? Fácil, se van a un pueblecito y obligan a cerrar negocios y empresas. Si no hay trabajo el ejército es una buena solución para conseguir un salario. Todo eso lo cuenta sin tapujos, crudamente.
Se ha distendido un poco el ambiente cuando ha empezado ha hablar cómo construyó la casa que aún tiene a medias, pobre pero muy limpia, cuánto le costó el terreno, una miseria, de cómo saca el agua de un pozo cercano, etc. Tiene una bonita familia, dos niños majísimos y muy habladores, sobre todo el pequeño, una mujer guapa y un tercer niño o niña en camino. Hemos tomado el té, costumbre muy propia de estos barrios, y cuando se ha hecho ya medio tarde hemos decidido, al fin por no dar más la tabarra, levantar el culo de la silla.
Tras las despedidas hemos vuelto a coger el camino de cabras hacia la carretera principal que conecta con Kandy. Teníamos previstas dos paradas más, una en un jardín de especias, donde podríamos ver cómo crecen, se extraen y procesan las distintas especias, y un orfanato de elefantes muy famoso, donde poder ver e interactuar con los paquidermos, el mamífero terrestre más grande, por si alguien aún creía que era al Antón de la calle del Vips.
El jardín ha resultado ser una basura. En vez de enseñarnos un jardín como Dios manda, y sin tener que ser el del Edén, y explicarnos de dónde provienen las especias y qué se hace con ellas, el pavo, nos ha dado una minivuelta casi sin dejarnos ver nada para luego intentar vendernos productos cosmético-curativos que se hacen con las especias, rollo ayurveda, la medicina natural tradicional srilankesa que ahora está tan de moda. Que si cremitas reductoras, que si cremitas depiladoras, que si aceites crecepelo, que si bálsamos afrodisíacos. A tomar por culo! Nos hemos pirado obviamente sin ni mirar los productos exhorbitadamente caros que nos quería colocar. Ya iremos a otro jardín auténtico.
Con los elefantes, pues más de lo mismo, es decir, poca cosa también. El orfanato en cuestión, uno de los más famosos del mundo, es carísimo, más de 25 euros. En realidad poco se hace allí. Se observa a los animales, se les toca, se les da de comer y nada más. Son elefantes que han sido rescatados del duro trabajo al que estaban sometidos ya fuera por viejos e inservibles o por inútiles debido a alguna lesión. Ahí se les reintegra en la vida pseudo-salvaje y se les protege. Viendo lo que había, y habiendo tenido la suerte de ver a auténticos elefantes salvajes el otro día viniendo de Polonnaruwa, hemos decidido ahorrarnos el pastón y no entrar. Sí hemos visitado, en cambio, otro pequeño orfanato, mucho menos conocido y con muchos más problemas para subsistir, que está al lado y ofrece la posibilidad de poder bañar al elefante e interactuar con él por poco más de 4 euros. Hemos entrado y bueno... Sí es cierto que cuidan a los animales, pero los tienen atados y no del todo en muy muy buenas condiciones. Aún así no están trabajando, es cierto, pero me ha parecido que ahí la peña, más que ayudarlos lo que quería era sacarles provecho económico como atracción turística. Así son las cosas aquí. Todo tiene un precio y todo es susceptible de ser explotado económicamente.
Hoy extrañamente no ha llovido en Kandy. Las luciérnagas brillan en el jardín y se confunden con las estrellas. Qué belleza tan bárbara! Me voy a dormir.

lunes, 12 de julio de 2010

CAMPEONES.


 .

Árboles y tradición.

Día 14, Kandy.
Levantarse con estas vistas y esta atmósfera es un lujazo. El río, amarronado por las fuertes lluvias que cada tarde caen con puntualidad británica, corre abajo entre las frondosas verdes orillas en las que las casas de lujo se sitúan unas aquí otras allá. Estamos en una de esas casas increíbles, de dos pisos, con los techos altos, amplias cristaleras y un gran balcón. El fresquito corre que da gusto y aunque la niebla cubre la cumbre de las montañas el sol empieza a despuntar. Hoy hará un buen día.
Relax es lo que toca hoy, que ya tocaba, valga la redundancia del toqueteo. Tenemos que disfrutar de la casa y aprovechar que por primera vez en todo el viaje podemos descansar y sentirnos verdaderamente at home. No todos los días uno puede disfrutar de una de esas casitas de ricachón y nosotros estaremos aquí dos noches más. Al parecer la familia de Saroj, el amigo, ex novio, amante, o lo que sea, de Rehaza, tiene una de pasta que te cagas. El sobrevive en Londres como puede cuando aquí es el rey del mambo. Por qué? Ni idea, ya se lo preguntaré. La cuestión es que gracias a él estamos aquí como marqueses y no hay que darle muchas más vueltas.
Esta mañana de domingo con un solano guapo guapo nos hemos ido al Jardín Botánico, el más grande del país, formado por más de 400 especies de árbol de distintas partes del mundo, para pasear y aprender un poco más sobre estos increíbles seres vivos que solemos considerar simples percheros. El Jardín, con ejemplares que llegan a los 200 años, fue creado por los británicos a mediados del siglo XIX y hoy en día es un lugar de recreo para los kandyaneses. Curiosísimos árboles como el gigante elephant feet tree por la forma contundente de su tronco, el upas tree, que posee una savia o leche venenosa, o el umbrella tree que puede llegar a tener un diametro de 60 metros en forma de paraguas y sus ramas llegan a convertirse en segundas raíces. El día acompañaba, el sol radiante, un calor muy soportable, la inexistencia de mosquitos y un montón de gente paseando tranquilamente hacían que se estuviera muy bien ahí. Hemos visto también el cinnamon tree, el árbol de la canela que huele  increíblemente, o el árbol de donde se extrae el clavo, que no es más que el hueso seco del fruto que da. Muy interesante y curioso todo.
De vuelta a casa y tras comer, una siestecita para poder estar en forma para el partido de esta noche, a las 12 pm hora local. Qué vidorra! Para la tarde teníamos previsto darnos una vuelta por la city, callejear un poco y luego irnos a ver un baile muy típico  de kandy que es famoso fuera de las fronteras de Sri Lanka. Pero a eso de las 4 a empezado a llover de una manera descomunal y nos ha impedido darnos la vueltecita. Pensábamos que sería lo de siempre, una lluvia intensa pero fugaz, pero nada de eso. Ha caído una tormenta de miedo de más de 4 horas. Parecía que el cielo se iba a caer. Así que al final, después de perrear por casa toda la tarde, como hemos podido, nos hemos ido a ver el espectáculo. Un baile a lo tablao de sevillanas bastante enlatado para turistas, muchos saudíes y rusos allí, que no estaba mal del todo. Han bailado diferentes danzas tradicionales, con máscaras, velas, fuego, y los trajes tradicionales. Me ha gustado bastante el baile kandyanense, muy enérgico a diferencia del balinés que vimos hace 2 años en Indonesia.
Como seguía lloviendo a la salida del espectáculo nos hemos vuelto para la mansión y ahora vienen a cenar unos conocidos de la madre de Rehana. Tenemos alcohol y birras suficientes, montones de cacauetes y guarradas por el estilo, y muchas ganas de ver el partido. Que nadie me toque los huevos que el partido de España hoy es sagrado. ¡A por ellos!

Calentito y fresquitos.

Día 13, Sigiriya - Kandy.
El despertador natural de la selva, los millones de pájaros de distintas especies, las ardillas, las chicharras y demás bestias que por aquí hay a montones, ha sonado a eso de las 6 de la mañana.  El sol ya se ha levantado también hace un ratito. La alarma es por tanto totalmente inecesaria.
Hoy nuestro destino era Kandy, la segunda ciudad más importante de Sri Lanka y la última capital del Sri Lanka antes de la toma británica, situada en el mismo corazón de la isla, en la puerta de las montañas, de lo que aquí se conoce como el Hill Country. No está muy lejos de Sigiriya y en unas 2 horitas y media podríamos cubrir el trayecto. La cuestión es que hemos tenido que hacer una parada cerca de Dambulla para montar una obra de teatro de cojones, de las buenas, una tragicomedia de esas que hacen historia, una de esas en la que la protagonista es la madre de Rehana haciendo la pantomima de gran señora salvadora de los pobres. Vomitivo.
El otro día, cuando tuvimos la gran suerte de visitar el campamento militar de Jaffna, el chico que fue nuestro pase y que es amigo de Shashi, nos dijo que si queríamos podríamos visitar a los soldados heridos que cerca de Sigiriya se recuperaban en un Hospital Militar. Estas cosas la verdad es que no me gustan mucho. Esa gente no es una atracción turística, no son monos de feria, y creo que suficiente tienen con la cruz que les ha caído encima para que 4 turistas mataos vayan a verlos y a tocarles la moral. Bueno pues al parecer a la madre de Rehana le pareció estupenda la idea de visitarlos, de ayudar a nuestros soldados, de apoyar a aquellos que han salvado a nuestras familias, de cumplir con un sueño y un deber, el de estar ahí para aquellos que han defendido nuestra patria. Apología nacionalista a más no poder rociada con un buen chorrito de hipocresía fría. No está mal para empezar el día. La cosa es que lo dice más de cara a la galería, de cara a los soldados que nos hacían la visita por la base, que de corazón. Que yo sepa no se ha acordado de los soldados en los veintipico años de guerra, pero bueno quizá se le ha ablandado el alma y el espíritu de buena samaritana o madre Teresa de Calcuta a nacido sospechosa y repentinamente en ella. La cuestión es que accedió a que hoy nos llevaran allí para hacer el paripé de ONG que va a ayudar a los pobres lisiados. No se lo creo eso ni Popeye pero ellos se lo tragaron. Las putas apariencias aquí lo mueven todo y eso de parecer alguien importante, de poder tener algo de influencia o poder, parece gustarle mucho a ella. Muy europea para unas cosas pero para otras parece que nunca ha salido de aquí. Se me nota el cabreo?
Ha sido demencial. Nos han tratado como a gente de nivel, llamando a unos y a otros, poniendonos de beber y de comer, volviendo a llamar a otros más importantes, movilizando al a peña como si llegara Mr. Marshall a dejar los millones y a arreglarlo todo. La mujer ha liado tanto la cosa que quizá se pensaban realmente que podría ayudar cuando en realidad no tiene ni puta idea de dónde sacar una silla de ruedas, de cómo enviarla o de cómo contactar con alguien que haga prótesis a medida. Ella piensa que puede hablar con sus amigos y enviar algo de dinero cuando en realidad no hace más que mirar el precio de los hoteles aquí y trabajar como una burra en Suecia para vivir como una persona normal, sin lujos de ningún tipo. Pero claro, aquí hay que aparentar. Su puta madre!
Luego ha llegado lo duro y horrible de verdad, cuando nos han presentado a 9 chavales jovencísimos, el más mayor tendría mi edad, todos mutilados por las minas, ya fuera en piernas, brazos u ojos. Da mucha pena verlos y escucharlos, y asco el pensar que estábamos, porque aunque ni he abierto la boca estaba allí y juro que me hubiera ido si hubiese podido, que estábamos, decía, alimentando de alguna manera sus ilusiones. Nos han hablado de lo que vale una prótesis y nos han dado teléfonos de empresas que se dedican a hacerlas y tal. No es ni mucho menos barato y por eso he salido de la sala con un mal rollo que te cagas. Sé que no se podrá hacer nada desde Suecia, ojalá me equivoque, pero esta mujer no tiene ni los recursos, ni los contactos, ni los conocimientos básicos para hacerlo. Cree que todo es tan fácil como decirlo. Quizá sus intenciones no sean malas del todo pero así no se hacen las cosas. Uno debe informarse antes y luego hablar, con conocimiento de causa. Es una lástima. Seguro que esta noche entre ellos hablan y fantasean con la posibilidad de andar por ellos mismos.
Tras casi 4 horas de estar por allí finalmente hemos salido del Cuartel sobre las 2 de la tarde con el cabreo y la mala hostia de mil demonios encima. Lo siento mucho, no me suelo poner así normalmente, pero iba a explotar en cualquier momento y mandarlos a tomar por culo a todos. Me ha parecido horrible la historia que hemos montado y sobre todo lo que he dicho, el crear ilusiones y expectativas que no se podrán cumplir.
De camino hemos parado a comprar unas frutillas en algunas de las muchas paraditas que montan en las carreteras, y con el rambután, las minibananas y algunos mangos muy dulces, hemos hecho un stop en Dambulla, en donde hay un templo budista muy vistoso, con un Buda gigante presidiendo el edificio. El sitio estaba bien, un poco falso, cartón piedra a lo Port Aventura pero bueno, había gentecilla y muchos monjes por allí, lo que ha servido para distender un poco el ambiente y calmar mis ánimos.
Dejando atrás Dambulla, el paisaje ha empezado a cambiar repentinamente. Las montañas han aparecido en tan sólo unos Kms y la vegetación ha mudado, del arroz, los bananos y las palmeras de Sigiriya y Polonnaruwa, a los inmensos árboles de la jungla, las grandes enredaderas y lianas y la profusa maleza propia de la zona de altura. Las nubes bajas en forma de nieblina han teñido las cumbres y el verde tan intenso de los otros días se ha tornado más oscuro. Positivamente el fresquito de las montañas ha acabado, por fin, con el sofoco insportable que hemos padecido estos días. Es increíble, y creo que me repito ya más que el chorizo pero da igual, la variedad de paisajes y microclimas que tiene este país.
El trayecto a Kandy ha empezado a ponerse feo cuando la carretera se ha empinado y en un plis plas ha empezado a llover primero, a caer un buen chaparrón luego y a diluviar de una manera brutal finalmente. Imaginad las carreteras de aquí inundadas y sobre todo el tráfico de locura, adelantamientos sin visibilidad ni espacio incluidos. Tras media hora de lluvia con ganas, a unos 10 Km de la ciudad ha escampado y he tenido la recompensa a un día de cabreo que pa' qué.
Kandy es una ciudad preciosa que nada más verla gusta a cualquiera. Unas montañas de densa vegetación y árboles interminables rodean un precioso lago. Las casas, aquí de 2 y 3 plantas para salvar el desnivel y aprovechar el espacio, cuelgan de las montañas y se funden con la naturaleza de manera increíble. Su arquitectura es mucho más cuidada y recatada que la tan rudimentaria que hemos visto hasta ahora. La huella británica sigue aún muy viva en muchos de los edificios. Son bonitos, con gusto. Kandy es en realidad otra Sri Lanka y la gente aquí es muy consciente de ello y de ello están muy orgullosos. No sólo cambia el paisaje y la arquitectura sino que cambia, sobre todo, la gente. Su estilo, su clase, su nivel y su educación es mucho mayor que la del resto del país. Es indiscutible. Se nota a primera vista. Visten mejor, son más modernos, y tienen una pose distinta. Es una ciudad más avanzada y cosmopolita, una Barcelona en Castilla la Mancha. Son considerados por el resto como pijos, los italianos del país, chuletillas y a la última moda. Las chicas y chicos se ven más guapos y todo. Hay colegios e institutos por todos lados, claro reflejo del nivel académico que por aquí hay. La educación es algo indispensable en esta zona del país. Las casas de por aquí al lado, todas de dinero, son de médicos, abogados y gente de ese tipo. El tráfico incluso, aún y ser loco de cuidado, es mucho menor y más controlado. Es otro rollo todo. Me gusta.
Además de la buena impresión de la ciudad y la gente, nos hemos llevado un sorpresón con la casa que nos han dejado. Es de un familiar de Saroj y está situada en una zona pija pija, en una ladera que da al río que pasa cerca de la ciudad. El paisaje es idílico. Los bichejos pían, pululan, gritan, y hacen todo lo que tienen que hacer. Las palmeras se iluminan ya con la noche encima con las miles de luciérnagas que suben del río. El fresquito que entra por los grandes ventanales es reconfortante. Es una casa guapa, sencilla y sin lujos pero chulísima, con un suelo de cemento bien lustrado y techos altos a 2 aguas y vigas de madera. Un amplio salón, sofás cómodos, una cocina americana y sobre todo tele! Aquí vamos a estar bien, muy bien.

domingo, 11 de julio de 2010

Ruinas,

Día 12, Sigiriya - Polonnaruwa.
El desayuno, incluido en el precio de la room, está genial. Café o té, frutita fresca recién cogida del montón de árboles que aquí tienen, papaya, mango, piña..., y un revuelto de huevo con cebollita, coco y chili que repone y despeja a cualquiera.
El plan de hoy es visitar la antigua ciudad de Polonnaruwa que hace unos 800 años fue capital del reino srilankés tras la decadencia de Sigiriya. Las 2 ciudades no distan en más de 50 Km pero se necesitan casi 2 horas de furgo para llegar por carreteras, a veces buenas y muchas otras veces muy malas, de tierra, con baches, por donde sólo cabe un vehículo y por donde se cruzan animales de todo tipo como varanos (lagartos gigantes) comadrejas, pavos reales, etc.
Para entrar y pagar sólo 2 entradas hemos tenido nuevamente que montar una estrategia y hacerlo por turnos. Primero el sueco y yo hemos pagado la astronómica cantidad de 2.800 y pico rupias, una barbaridad, casi 18 euros. Las mujeres han ido después, por libre, como si no nos conocieran y han entrado gratis, pues hablan el idioma y se han hecho pasar por locales. Algo hemos ahorrado, pero es que a los turistas los sablan de lo lindo. Es lo que hay me diría cualquiera de aquí...
No es que no me haya gustado pero sí que me ha decepcionado un poco. Las comparaciones son odiosas, siempre se dice, pero sólo había ruinas, casi nada estaba en pie, y difícilmente podía apreciarse la grandeza y la riqueza que un día tuvo Polo. Otras ciudades en ruinas que e visitado, como Ayutaya en Tailandia, o Borobudur y Prambanan en Indonesia, están mucho mejor cuidadas y restauradas, tienen mucho más que ver y son mucho más baratas.
De vuelta a Sigiriya nos hemos llevado una muy buena y grata sorpresa. Justo cuando la carretera bordeaba un gran lago, no recuerdo el nombre, hemos tenido  la suerte de coincidir con una manada de elefantes salvajes que en ese preciso momento salían de la jungla para darse el baño vespertino. Un grupo de unos 30 ejemplares, con un macho inmenso de un sólo colmillo y un montón de hembras con pequeños elefantitos. Sí, he dicho bien, elefantes salvajes, libres, aún existen aquí y es un lujo poder verlos así. Aunque muchos campesinos de por aquí no piensan igual, pues les invaden los campos e incluso ha habido ataques. Viéndolo con detenimiento, quizá ocurra porque el hombre ha invadido su espacio natural y los animales no tienen otro remedio que cruzar por ciertos lugares y defenderse si son atacados, no? En ciertas zonas hay torres de vigilancia para auyentarlos y cuando se acercan demasiado se encienden antorchas y se lanzan petardos. Se oyen muchas noches y el pensar que puede haber wild elephants cerca de tu habitación es cuanto menos excitante.
Sintiéndonos afortunados y más pegajosos que la hostia hemos llegado al hotel. Hemos papeado como siempre, bien y con las manos, y tras echar unas charlas con otros viajeros que por allí andaban, nos hemos recogido prontito. Mañana más, nos adentramos en el Hill Country, las tierras altas.

sábado, 10 de julio de 2010

En la final y accidentados.

Día 11.  Trinco - Sigiriya.
Son casi las 7 de la tarde y estamos ya duchaditos, refugiándonos como podemos de los mosquitos ya que es imposible matarlos a todos, y esperando a ver si nos vamos a cenar algo y a dormir prontito, que hoy ha sido un día largo.
Queríamos salir pronto para llegar a Sigiriya y aprovechar el día. De Trinco a Sigiriya no hay más de 150 Km pero las carreteras siguen estando en esta zona bastante mermadas por la dejadez tan típica de las infraestructuras estatales. Tras un breve desayuno en casa de una antigua amiga de la madre de Rehana, estoy ya hasta el gorro de tantas amigas, hemos salido finalmente casi a las 8 y media. Nada más abandonar la ciudad nos hemos dado un topetazo con un camión que ha frenado de golpe y nos lo hemos comido. Tranquilos todos, no nos ha pasado nada y el coche sólo se ha llevado el faro izquierdo roto y la puerta desencajada. La cosa es que los chicos, que no tenían más que un golpecito en el parachoques del robusto camión, han empezado a ponerse farrucos con los papeles y el seguro. No querían hacer el papeleo propio, que tarda bastante y aún más el cobrarlo, y nos pedían dinero. Han empezado a llamar a amigos suyos y en un plis plas había como 20 chavales, no exagero, con sus motos, tuk tuks y coches, por allí rondando, como queriendo acojonarnos. Afortunadamente Shashi, curtido en mil batallas de este tipo, ha sabido lidiar con ellos. Ha venido el perito de la aseguradora sorprendentemente rápido, al cabo de una hora, y tras hacer su trabajo se ha pirado. La cosa ha acabado con 3000 rupias de por medio. Pedían 20000 los hijos de puta para dejarnos ir por los daños cometidos, y al final hemos quedado en 3000, unos 20 euros que seguramente los buitres que han ido viniendo conforme se llamaban unos a otros, se los habrán bebido a sorbos de Arrak. Si luego se preguntan por qué son un país en muchos sentidos subdesarrollado que echen un vistazo a la corrupción y el oportunismo hienero que hay en las calles.
Hemos seguido nuestro camino un poco apesadumbrados por lo ocurrido pero hemos intentado animar a Shashi para que no se sintiera culpable por lo del coche. El seguro lo pagará así que no hay motivo por el que preocuparse. Al cabo de unas horas ya estábamos en Sigiriya, en el Hotel Lion Rock, selección del driver. Nos ha gustado, son unos bungalows chulos y limpios, económicos y que están situados en medio de la jungla. Ambientaditos. Así que hemos dejado las mochilas y nos hemos directamente a visitar Sigiriya.
La montaña es impresionante. Más que una montaña es en realidad una roca, un peñón en medio de una gran explanada, puesto allí como por azar y que desde su privilegiada posición reina sobre los campos de arroz y los palmerales que se extienden a sus pies. Se asemeja a Montserrat, no por la forma, sino por su naturaleza que parece un bolet salido repentinamente de la tierra, y por el sentido religioso que le han dado aquí desde hace centenares de años. Son famosas sus pinturas murales de mujeres desnudas haciendo ofrendas de flores. Bellas damiselas que bien podrían formar parte de un harén. Para llegar a ellas hay que subir un buen rato de escaleras, primero entre las rocas y luego unas escaleras metálicas colgantes que jiñán un pelín, sobre todo si sopla el viento como lo hizo cuando subíamos. Vale la pena verlas. Si se quiere se puede subir un poco más. La entrada son las famosas zarpas de león. Se supone que para entrar, antiguamente, se tenía que meter uno por las fauces del león, que eran la entrada. Arriba estaba el supuesto palacio de uno de los primeros reyes importantes de la isla que controló desde ahí todo un pequeño imperio. Luego, al parecer, se tranformó en monasterio budista. Si no fuera por casi los 20 pavos que me han cobrado, sólo por ser extranjero, todo hubiera sido redondo. Aún así creo que ha valido la pena la visita ya que si se está aquí, por lo menos una vez, hay que hacerlo.
Arriba, empapados en sudor y con el aliento justito, me he encontrado con las chicas de oro catalanas, unas abueletas de Barcelona con una marcha que te cagas, tanta que habían subido hasta la cima. Hemos charlado un rato mientras bajábamos y no paraban de preguntar sobre Rehana y de decir lo guapa que era. Iban con la jefa de la única agencia de viajes española que vende Sri Lanka a las mayoristas españolas. He charlado con ella y me ha comentado que sólo 2 españoles viven en el país como residentes. Igualmente me ha dicho que viajan más españoles que antes y que con la crisis han aumentado los viajes extrañamente. Ha sido curioso encontrarlas porque no hay muchos catalanes por aquí.
Tras el palizón nos hemos pirado al hotel a darnos una ducha, entre las ranas que salían por todos lados, y tras cenar ahí mismo, lo de siempre para variar, nos hemos ido al catre directamente. Ha sido un día largo y mañana visitaremos Polonnaruwa, otra de las ciudades antiguas por excelencia de Sri Lanka.